Foto: Ignasi Soler |
La acción, en la que han participado una quincena de activistas, ha consistido en descolgar dos pancartas gigantes en la fachada de uno de los monumentos más emblemáticos de Valencia, las torres de Serranos, en las que se expresaban las dudas sobre el estado de la central nuclear más próxima a Valencia (sólo 55 km), la central de Cofrentes y se exigía su cierre inmediato.
Tanquem Cofrents ha querido recordar, a este respecto, que la central ya tiene casi 30 años de funcionamiento, acumula un amplio historial de averías y accidentes que ponen en cuestión su nivel de deterioro y que las pruebas de esfuerzo realizadas a esta central, y al resto de las centrales europeas a raíz del desastre de Fukushima, además de ser incompletas, han sido llevadas a cabo por los mismos trabajadores de la central, lo que les quita credibilidad a sus resultados.
Durante la acción, que ha sido absolutamente pacifica y no ha producido ningún tipo de daño ni a personas ni al monumento en si, se han presentado una veintena de policías nacionales que han procedido a realizar identificaciones y registros indiscriminados, incluso a los ciudadanos ajenos a la acción que pasaban por las inmediaciones del monumento y han expresado su simpatía por la acción y sus objetivos.
Esta acción se enmarca dentro de una multitud de movilizaciones simultaneas durante ese fin de semana en diversas localizaciones de todo el estado, coordinadas por la CEAN (Coordinadora Estatal Antinuclear) para exigir el abandono de la energía nuclear, como ya han decidido otros países, como Alemania, Italia, Bélgica o Suiza; asi como la transición a un modelo energético diferente, más justo, sostenible y barato, basado en el ahorro y la eficiencia energética y el uso de energías renovables.
Estas acciones en España coinciden asimismo con multitud de movilizaciones en otros muchos países para “conmemorar” el accidente de Fukushima y los enormes perjucios a la salud de la población japonesa, los centenares de miles de personas desplazadas, que han visto destruido su futuro, y los gigantescos gastos que suponen y supondrán en el futuro la limpieza de la contaminación radioactiva, las compensaciones a agricultores, ganaderos y pescadores que han visto su producción contaminada y por tanto no la pueden vender, el realojo de los desplazados y el desmantelamiento de los reactores destruidos, que se calcula que tardara 50 años en realizarse y para lo el que esta habiendo que desarrollar nuevas tecnologías en robótica y otros campos.
Tanquem Cofrents considera que el desastre de Fukushima fue mucho peor que lo que se quiso vender a la opinión pública en un principio, dentro de la política habitual de opacidad y falta de transparencia de las empresas nucleares, y ha puesto de manifiesto, por si no hubiera sido suficiente con la catástrofe de Chernobil, el accidente de Harrisburg y otros muchos accidentes que la energía nuclear es sumamente peligrosa.
Tanquem Cofrents también quiere denunciar que la energía nuclear es muy cara, como demuestra el cierre de la central de Garoña el año pasado, o los de las centrales estadounidenses de Crystal River (Florida) y Kewanee (Wisconsin) este mismo año, todas ellas con licencia para continuar operando y que cierran por motivos económicos, y que los enormes beneficios que obtienen las empresas eléctricas nucleares son a base de las enormes subvenciones directas e indirectas que reciben por parte de los estados.
Asimismo, Tanquem Cofrents quiere remarcar que además de la problemáticas nombradas anteriormente y otras, como la gestión de sus residuos y su enorme consumo de agua, las centrales nucleares son absolutamente innecesarias ya que el sistema eléctrico español está absolutamente sobredimensionado y que entre medidas de ahorro y eficiencia energéticos y el uso de energías renovables se puede compensar la producción nuclear.
Esto es tanto así que las nuevas energías renovables ya producen más electricidad que la nuclear, como demuestra un dato concreto: a pesar del boicoteo del gobierno español a las energías renovables, llevamos desde noviembre, es decir, 4 meses consecutivos y lo que llevamos de marzo, en que una sola energía renovable, la eólica, y sin contar la aportación de la solar y la biomasa, es la primera fuente de generación eléctrica en España, muy por encima de la segunda, que ha sido la nuclear, y que las energías renovables, en su conjunto, superan ya el 45% de la generación eléctrica total en lo que llevamos de año.
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